Esta "cara" es un rasgo distintivo en la superficie del planeta Marte situado en la región de Cidonia, concretamente en Cidonia Mensae, que para algunos se asemeja a un rostro humano. Mide aproximadamente 3 km de largo por 1,5 km de ancho, y fue fotografiado por primera vez el 25 de julio de 1976 por la sonda espacial Viking 1, que orbitaba entonces el planeta.
El hecho llamó la atención del público seis días después en un informe de prensa entregado por la NASA. Tras la polémica suscitada sobre su posible artificialidad, otras sondas y orbitadores volvieron a fotografiar la región en mayor resolución para mostrar una estructura que parecía más geológica y natural, explicando que la apariencia de una cara simétrica se daba en la fotografía original porque la combinación del ángulo de iluminación de la luz solar, y la baja resolución, suavizaban las irregularidades de la superficie.
En un cómic de 1958, titulado "La cara de Marte", el autor Jack Kirby nos cuenta cómo un grupo de exploradores encuentra en Marte una estructura artificial con forma de rostro humano. Pero no sólo eso, tras escalarla, descubren que los ojos de esta construcción están huecos y conducen a una especie de sala de registros visuales que muestra el destino final de la civilización marciana, una guerra interplanetaria que acabó con la mayor parte de la atmósfera y los pocos supervivientes se refugiaron en el reino subterráneo.
Esto último es coherente con lo que sostienen ahora algunos científicos planetarios: si hubiera vida en Marte, estaría bajo su superficie. Algo lógico si se tienen en cuenta los niveles hostiles de radiación que azotan el planeta debido a su débil atmósfera y a la ausencia de una magnetosfera.
También coincide con las teorías modernas que sostienen que una antigua civilización en Marte fue aniquilada -como cuenta Kirby- por un ataque nuclear de otra raza alienígena. Por ejemplo, el físico Dr. John Brandenburg presentó un ensayo en el que afirma que los isótopos nucleares de la atmósfera del planeta rojo se asemejan a los de una bomba de hidrógeno, "quizá lanzada desde el espacio en un ataque nuclear a Marte". Esto estaría respaldado por los datos sobre la alta concentración de xenón-129 de la atmósfera marciana, y de uranio y torio de la superficie, recogidos por la Mars Odyssey de la NASA.
Esto ha llevado a algunos teóricos de la conspiración a pensar que ciertos autores tuvieron acceso a información privilegiada que reflejaron en sus obras en forma de ficción, filtrando parte de una realidad oculta al público. ¿O puede ser que la humanidad no se haya originado en la Tierra y la destrucción de su verdadero mundo natal esté grabada en la memoria colectiva de la especie? Si es esto último, la NASA planea volver a casa antes del año 2040.
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